miércoles, 26 de enero de 2011

VENTAJAS PARA LOS NIÑOS



        INFECCIONES. La leche materna estimula el sistema inmune, posee agentes
(anticuerpos) que contribuyen a proteger a los lactantes de las bacterias y los virus. Los
bebés alimentados con leche materna son más capaces de combatir todo tipo de
infecciones:
• gastrointestinales,
• infecciones de vías respiratorias (como neumonías y bronquiolítis),
• infecciones de orina, otitis y diarrea.
Los lactantes amamantados durante más de tres meses sufren menos infecciones y éstas
son más leves. Algunos autores consideran el pecho materno como el órgano inmunitario
del bebé.
        ENFERMEDADES CRÓNICAS DE LA INFANCIA. Los lactantes alimentados con
leche materna presentan índices más bajos de: celiaquía, cáncer, esclerosis múltiple,
artritis crónica juvenil, alergias, asmas, y dermatitis atópica.
        DIABETES. Protege contra la diabetes tipo I, porque se retrasa la introducción de la
leche de vaca y sus derivados.
En los casos de predisposición genética a la diabetes, está mucho más indicada la
lactancia materna y hay que evitar los productos que contengan proteína de vaca hasta el
primer año de vida del bebé.
        MENINGITIS. La capacidad de segregar anticuerpos específicos frente a las bacterias
del neumococo, meningococo, no se alcanza hasta el segundo año de vida. Por lo tanto,
la lactancia materna supone un aporte defensivo para luchar contra esta enfermedad.
        MUERTE SÚBITA. Reduce también el riesgo de muerte súbita.
        LEUCEMIA. Los niños cuyo período de lactancia supera los 6 meses, tienen menos
posibilidades de presentar leucemia aguda infantil, y linfomas. Los estudios lo han
relacionado con la presencia de la proteína alfa-lac en la leche materna. Esta proteína
induce a la reducción de células cancerígenas y células inmaduras y favorece el
crecimiento de las células ya maduras y estables.
        EL DESARROLLO DE LOS DIENTES. El agarre del bebé al pecho, distinto al del
biberón favorece el adecuado desarrollo de la mandíbula y las demás estructuras de la
boca, evitando la necesidad de ortodoncias. También contribuye a la prevención de
caries dentales.
        SISTEMA DIGESTIVO. La leche materna es más digestiva. Es rica en probióticos por
lo que la flora intestinal de los bebés amamantados presenta menos elementos patógenos.
La leche materna tiene mejor sabor que la leche de fórmula. Los alimentos ingeridos por
la madre modifican ligeramente su sabor, se cree que esto es la causa de que a los bebés
amamantados les cueste menos aceptar la alimentación complementaria.
Es mucho más habitual con la lactancia artificial que los bebés regurgiten.
        OBESIDAD. Reduce el riesgo de obesidad infantil porque contiene leptina, hormona que
controla la obesidad en adultos. Está demostrado que cuanto más tiempo se dé de mamar
menor será el riesgo de padecer obesidad.
        DESARROLLO CEREBRAL. Se asocia también a los niños lactantes un mayor
coeficiente intelectual debido a un mayor crecimiento y desarrollo cerebral.
        MEJOR RESPUESTA FRENTE A LAS VACUNAS. Se ha comprobado que la
respuesta inmunitaria frente a las vacunas es mejor con los niños alimentados con leche
materna.
        SALUD DEL ADULTO. Los adultos que fueron amamantados presentan niveles de
colesterol más bajos. Por el contrario, los que tomaron leche artificial presentan en la
edad adulta la tensión arterial, el peso, y el índice de masa corporal más elevado.
        PREMATUROS. Aunque la madre dé a luz antes de tiempo, su leche estará
especialmente adaptada a las necesidades de un bebé prematuro. Durante varias semanas,
contiene más proteínas, calcio, sodio y otros nutrientes que la leche materna normal.
Además, los prematuros alimentados con leche de su propia madre, están más protegidos
frente a los gérmenes hospitalarios, causantes de la Enterocolitis Necrotizante,
enfermedad que produce mucha mortalidad entre los prematuros.